En abril de 2024 está pautado el siguiente halving de Bitcoin, un mecanismo de control de la criptomoneda que plantea la escasez como paradigma contra la inflación y que tradicionalmente ha generado un repunte en el valor de este activo. El halving consiste en reducir a la mitad las recompensas para los mineros, y el último ocurrió en mayo de 2020, cuando el valor de la criptomoneda era de 9.734 dólares. Un año después, BTC alcanzó un valor de 67.549 dólares.
Este año, que Bitcoin llegó a un nuevo máximo histórico de 73 mil dólares, los optimistas como Cathie Wood, CEO de ARK Invest, proyectan un precio de 1,48 millones de dólares en 2030. Pero este pensamiento no es compartido por todos en la industria. Alex Konanykhin, CEO de Unicoin, la criptomoneda respaldada por activos, auditada y con reportes públicos, afirmó en una entrevista para Nasdaq que la cuota de mercado de Bitcoin podría reducirse a menos del 10% a finales de esta década, mientras que el mercado de criptomonedas probablemente superará los 9T$.
«Sólo faltan 30 días para el próximo halving, y actualmente el dominio de Bitcoin es del 52,04%. Si nos fijamos en los anteriores halvings, que suscitaron un mayor interés por las demás criptomonedas, esta cifra de dominio cae por debajo del 50%, lo que hace que muchos se replanteen su opinión de que Bitcoin es el principal criptoactivo», explicó. Bitcoin está quedando anticuada
Para Konanykhin, el principio de la escasez que mantendría a Bitcoin como líder del mercado a largo plazo no aplica porque puede haber un número ilimitado de criptodivisas similares a Bitcoin, e incluso versiones mejoradas.
Un artículo de Business Insider ahonda en esta teoría, al destacar cómo la conversación sobre los casos de uso de Bitcoin ha mermado, se registran transacciones mínimas en su blockchain y la mayoría de sus inversionistas simplemente planean hacer holding para siempre.
En el texto, Konanykhin destaca que con apenas 15 años de vida, Bitcoin está quedando anticuada. En contraste, surgen otras opciones en criptomonedas que pueden servir como depósito de valor, medio de intercambio y de inversión, que se configuran como el nuevo paradigma para esta industria.
Las criptomonedas de nueva generación son particularmente atractivas para los inversores institucionales porque, en contraste con las primeras monedas digitales, son auditables, reportan públicamente y se apegan a las regulaciones. Es un cambio desde ese considerado Lejano Oeste que fue el principio del mercado cripto hasta situarse en un marco regulatorio que favorece a las criptomonedas transparentes y con respaldo.
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